El mayor tesoro como psicólogo es poner a disposición de las personas que acuden a mi consulta toda la inteligencia y sensibilidad profesional además de añadir a ello la riqueza de las experiencias y aprendizajes de vida de quienes pasaron antes por terapia.
En otras palabras, devolver a cada persona que atiendo el PODER SOBRE SU PROPIA VIDA conociéndose mejor y comprendiendo cómo funcionan las relaciones personales y cómo solucionar los conflictos de la mejor manera: constructiva, eficiente y de manera respetuosa.
Recuerdo con mucho cariño al excepcional psicólogo Carl Rogers y sus tres leyes en psicoterapia: la Aceptación Positiva e Incondicional al cliente, la Empatía y la Escucha Activa como actitudes y herramientas que faciliten la ayuda y el cambio.
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