8 DE MARZO, IGUALDADES Y ESPEJISMOS

8 DE MARZO

IGUALDADES Y ESPEJISMOS

EN LA SEXUALIDAD DE LAS MUJERES

Escuchaba esta manaña en un debate radiofónico, camino del trabajo, a tres mujeres hablando de las conquistas del feminismo y de lo mucho que han cambiado algunas cosas y de lo que queda todavía por cambiar.

Mi sorpresa, dado el talante progresista del debate, fue escuchar a una de ellas defender (a estas alturas) que, apesar de todo, había que tener en cuenta que, aunque no era mejor ni peor, la ciencia (¿!) había demostrado que el cerebro de las mujeres y de los hombres eran diferentes y que ello era la causa, en lógica con esta afirmación, de que fuéramos distintos unos de otras en la práctica.

Esta afirmación, aparte de absoluta y científicamente falsa, es preocupante pues sustenta la creencia de una supuesta diferencia cerebral (u hormonal, o biológica, o del tipo que sea) para justificar a continuación la discriminación machista contra el colectivo de las mujeres.

Desde la Sexología moderna occidental, que es el campo científico donde trabajo, y cuyos orígenes se remontan a los cercanos años 60 del siglo pasado, quedó demostrado que sexualmente mujeres y hombres somos practicamente idénticos a un nivel biológico (nuestro cuerpo sexuado) y a un nivel fisiológico (los mecanismos de la excitación y de la respuesta sexual humana), gracias a los estudios e investigaciones de Masters & Johnson en Estados Unidos de América.

Quedó demostrado, desde entonces, que el placer era la base de la sexualidad humana y que todo nuestro cuerpo es sexuado y sexual y que existen determinadas zonas erógenas (especialmente sensibles y reactivas al placer) que intervenían en la excitación y en la consecución del orgasmo (como elemento opcional que no obligatorio) de nuestra sexualidad.

Gracias a estas investigaciones sexológicas, y a otras posteriores, quedó demostrado también que las mujeres, al igual que los hombres, tenían una capacidad de orgasmo fácil, siempre que se respetara el funcionamiento anatómico y fisiológico de la sexualidad femenina. Se superó el ya clásico debate entre orgasmo "vaginal" y orgasmo "clitorídeo" al descubrir que el orgasmo en cuestión es una respuesta refleja de placer que puede ser desencadenada por la estimulación de diversas zonas erógenas del cuerpo, especialmente los órganos genitales.

Aquí quedó patente que la IGUALDAD ANATÓMICA significaba y ayudaba a la IGUALDAD SEXUAL, reconociendo la importancia de la VULVA (que no la VAGINA) de la mujer, como zona privilegiada receptora de estímulos erógenos y sexuales.

En el día de hoy quería tan sólo recordar esto pues la confusión generada por tantos años de represión de la sexualidad de las mujeres, todavía les hace creer hoy en día, por poner un ejemplo, que "deben" sentir excitación y placer sexual "sobre todo" durante la penetración vaginal o coito cuando esto no es así. O que si prefieren conseguir su orgasmo, pues les resulta biológicamente mucho más fácil, con la estimulación externa de la vulva, se sienten mal o raras en el sentido de no "funcionar" sexualmente como "deberían".
Es hora de acceder a la información y reconocer que la capacidad de placer es algo humano y que nos iguala, y superar viejos modelos de relación sexual de tipo falocrático donde lo que importaba era la reproducción y el coito vaginal heterosexual significaba la única manera de expresión de esta capacidad sexual de mujeres y de hombres.

Situando el PLACER y la comunicación como ejes centrales de la función sexual humana quedan rotos los modelos externos que nos dicen cómo deberíamos gozar, para dejar espacios de libertad donde lo importante es pasarlo bien, disfrutar, comunicarse y, en casos extraordinarios, también reproducirnos, aunque ya como una opción escogida desde esa misma libertad.

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