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En 1975 la OMS (Organización Mundial de la Salud) define, por primera vez, "SALUD SEXUAL" como la capacidad que tenemos las personas, desde que nacemos, mujeres y hombres, en todas las edades, la capacidad y necesidad de sentir, compartir y comunicar placer.
Parece que haya libertad y naturalidad pero sigue costando aceptar la sexualidad con normalidad y como una parte importante y positiva de la persona. Diría que lo aceptamos intelectualmente (con la "cabeza" ) pero visceralmente seguimos en el tabú del sexo, sin atrevernos a pedir lo que realmente deseamos, sin atrevernos a salir del modelo sexual centrado en la penetración como algo obligatorio y dejamos de lado la potencialidad y capacidad de sentir con todo nuestro cuerpo, el placer de los sentidos, las caricias y los juegos eróticos, para reducirnos al modelo "reproductor" de siempre.
Parece que muchas personas vayan "a la cama" a competir, a lograr orgasmos, con la angustia de no dar la talla, más que a una oportunidad de jugar eróticamente y disfrutar de un momento divertido y placentero. Los medios de comunicación, especialmente el cine, transmiten un modelo sexual breve, rápido y directo al coito y con el orgasmo como objetivo primordial. Y la sexualidad humana es mucho más que esto.
La igualdad sexual entre mujeres y hombres hacen que ellos se angustien sobre cómo satisfacerlas (en relaciones heterosexuales) pero siguen sin preguntar y sin aceptar que haya maneras diferentes de compartir el sexo. Y muchas mujeres se han sumado a la carrera por el orgasmo.
Tenemos por delante el reto de creernos la definición de la OMS de persona sexuada y de salud sexual y lograr integrarlo en nuestra vida como algo positivo, natural y satisfactorio.
Y sólo tenemos una vida.
Aprovechémosla.