FINGIR ORGASMOS
¿Por qué hay mujeres que fingen orgasmos con los hombres? Seguro que existen diversas respuestas para ello pero es seguro que siempre que sucede esto es por una intención de alagar al compañero sexual o evitar tener que dar explicaciones de algo que no se termina bien de comprender.
Cuando una mujer descubre que no siente orgasmos o que le resulta tremendamente difícil alcanzarlo en las relaciones sexuales con su pareja se siente desconcertada. Máxime cuando su pareja le pregunta al terminar la relación sexual si “ha llegado” o “ha disfrutado” dando la impresión de que su masculinidad se pone en entredicho si “él no consigue darle un orgasmo a ella”.
Parecen lejanos los tiempos donde se decía aquello de que “no hay mujer frígida sino hombre inexperto” cosificando a la mujer como OBJETO sexual al que el hombre tenía que saber estimular y darle placer. El hombre era pues el SUJETO activo de la relación sexual que debía saber qué hacer para lograr la satisfacción sexual de su compañera.
Gracias al Movimiento de las Mujeres, hace ya tiempo que éstas han reclamado para sí el protagonismo de sus vidas, incluyendo la sexualidad como parte importante del ser mujer en igualdad con los hombres. Por tanto, la ACTITUD correcta o deseable en un encuentro sexual debería ser la de COMPARTIR ese momento de placer y comunicación mutua, liberando a los hombres de la carga o responsabilidad sexual del placer sexual de ellas.
Cuando las mujeres son honestas consigo mismas reconocen que pueden alcanzar su orgasmo solas de determinada manera pero que, en pareja, sobre todo durante el coito o penetración vaginal, les resulta difícil o imposible lograrlo. Si éste es el caso se impone un diálogo con la pareja para descubrir juntos la manera erótica de conseguirlo si así se desea. Inclusive cuestionando este modelo de relación sexual tan falocrático.
O, si bien la mujer no ha descubierto esta experiencia individual de su orgasmo, es seguro que reconocerlo así a su compañero abriría las puertas de buscarlo juntos como algo estimulante y, seguramente, exitoso. Fingir sólo lleva al bloqueo, al disimulo y a la incomunicación mutua que se va agrandando con el tiempo.
La mujer se desconecta de su cuerpo y pierde la oportunidad de encontrar el camino erótico para su placer. Ya en pleno siglo XXI podría ser el momento, también, de que los hombres comenzaran a escuchar a las mujeres acerca de su erótica femenina y de sus formas de placer para aprender juntos a disfrutar, en vez de imponer una erótica “masculina” obsoleta centrada en el coito vaginal como forma imprescindible de una relación sexual.
Quizás entonces más mujeres, alentadas por las actitudes comprensivas e inteligentes de sus compañeros sexuales, dejarían de fingir para tenerles contentos.
Cuando una mujer descubre que no siente orgasmos o que le resulta tremendamente difícil alcanzarlo en las relaciones sexuales con su pareja se siente desconcertada. Máxime cuando su pareja le pregunta al terminar la relación sexual si “ha llegado” o “ha disfrutado” dando la impresión de que su masculinidad se pone en entredicho si “él no consigue darle un orgasmo a ella”.
Parecen lejanos los tiempos donde se decía aquello de que “no hay mujer frígida sino hombre inexperto” cosificando a la mujer como OBJETO sexual al que el hombre tenía que saber estimular y darle placer. El hombre era pues el SUJETO activo de la relación sexual que debía saber qué hacer para lograr la satisfacción sexual de su compañera.
Gracias al Movimiento de las Mujeres, hace ya tiempo que éstas han reclamado para sí el protagonismo de sus vidas, incluyendo la sexualidad como parte importante del ser mujer en igualdad con los hombres. Por tanto, la ACTITUD correcta o deseable en un encuentro sexual debería ser la de COMPARTIR ese momento de placer y comunicación mutua, liberando a los hombres de la carga o responsabilidad sexual del placer sexual de ellas.
Cuando las mujeres son honestas consigo mismas reconocen que pueden alcanzar su orgasmo solas de determinada manera pero que, en pareja, sobre todo durante el coito o penetración vaginal, les resulta difícil o imposible lograrlo. Si éste es el caso se impone un diálogo con la pareja para descubrir juntos la manera erótica de conseguirlo si así se desea. Inclusive cuestionando este modelo de relación sexual tan falocrático.
O, si bien la mujer no ha descubierto esta experiencia individual de su orgasmo, es seguro que reconocerlo así a su compañero abriría las puertas de buscarlo juntos como algo estimulante y, seguramente, exitoso. Fingir sólo lleva al bloqueo, al disimulo y a la incomunicación mutua que se va agrandando con el tiempo.
La mujer se desconecta de su cuerpo y pierde la oportunidad de encontrar el camino erótico para su placer. Ya en pleno siglo XXI podría ser el momento, también, de que los hombres comenzaran a escuchar a las mujeres acerca de su erótica femenina y de sus formas de placer para aprender juntos a disfrutar, en vez de imponer una erótica “masculina” obsoleta centrada en el coito vaginal como forma imprescindible de una relación sexual.
Quizás entonces más mujeres, alentadas por las actitudes comprensivas e inteligentes de sus compañeros sexuales, dejarían de fingir para tenerles contentos.
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Fernando Villadangos – Psicólogo Clínico y Sexólogo
AL-GARAIA Sociedad de Sexología
www.informacionsexual.com